domingo, 3 de marzo de 2013

RECORDANDO EL HOMENAJE QUE CANGAS RINDIÓ ESTE VERANO A JOAQUÍN PIXÁN

(Publicado en La Nueva España)


Limés (Cangas del Narcea),

Pepe RODRÍGUEZ


El nombre del pueblo de Pixán, en Cangas del Narcea, es conocido porque lo lleva a modo de apellido artístico uno de los tenores más destacados de España, Joaquín Pixán, natural de la localidad. Por este motivo, los vecinos decidieron honrar la figura de su hijo más reconocido en un homenaje que sirvió para el reencuentro de viejos amigos, que propició la coincidencia de diferentes generaciones y que devolvió al pequeño pueblo cangués a algunos emigrantes con amor a sus raíces.
Foto de La Nueva España

Joaquín Pixán llegó al restaurante La Casilla, de Limés, pueblo vecino de Pixán, y se pasó un buen rato saludando, uno a uno, a todos los presentes. Él era el homenajeado, pero parecía, en cierto modo, que era el propio tenor el que homenajeaba a su pueblo. «Pues sí, algo de eso hay. Estos homenajes siempre se hacen a emigrantes que han aportado algo económicamente: una carretera, una escuela, una donación al hospital... cosas así. Yo no. Al contrario, soy yo el que lo he recibido todo de mis vecinos». El tenor trató de contener la emoción, pero «me va a costar porque estoy desbordado», decía. «Espero estar a la altura de las circunstancias». Pixán departió con los presentes sobre toda una vida, sobre los juegos y las andanzas por el pueblo en tiempos ya lejanos.

El homenaje se gestó entrado agosto, cuando los miembros de casa Flor, de Pixán, con Roberto y Joaquín Rodríguez a la cabeza, decidieron que era hora de dar un abrazo simbólico a su viejo amigo. Enseguida se les unieron Guillermo Rodrígez, de casa Cachón, José Luis Rodríguez, de casa El Majo, y Secundino Fuertes, de casa Churienzo. La organización movilizó a los vecinos, incluidos los que están fuera, en Madrid, por ejemplo, y, como era de esperar, logró la colaboración de todos ellos. Algunos no pudieron acudir, por problemas de salud, pero todas las casas del pueblo estuvieron representadas en la celebración. Al final, unos 60 invitados comieron con Joaquín Pixán y pasaron toda la tarde bailando al son de la gaita y el tambor. Al protagonista se le entregó una placa que reza: «Pixán, como reconocimiento a su hijo predilecto».

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