martes, 19 de noviembre de 2013

"UNA MISA PARA ÁNGELES GAITEROS" ("LA NUEVA ESPAÑA", 13/1172013)

Javier NEIRA.- La misa de gaita, cargada con cuatro siglos de historia, entró ayer por primera vez en la Catedral de Oviedo y a juzgar por la respuesta de los fieles/público se quedará para siempre. Ofició el arzobispo Jesús Sanz con el cabildo catedralicio. Cantó el tenor Joaquín Pixán, acompañado por el gaitero José Manuel Tejedor, el tamborilero Javier Tejedor y el coro de la Escuela Municipal de Música Tradicional de Cangas del Narcea. Un oficio religioso elevado al cubo por la fusión de una música global, el gregoriano, y local, la tonada. Una hora antes del inicio de la misa ya había gente en la Catedral cogiendo sitio. Media hora antes, ya no había sitio.
Joaquín Lorences, presidente de la Fundación Valdés-Salas, que ha promovido la recuperación canónica de la misa de gaita e impulsó la misa-concierto, no cabía de satisfacción.
Y es que estaba a punto de desaparecer. El estudio académico corrió a cargo del catedrático de Musicología Ángel Medina, que ayer también estaba encantado. Sobre la tradición oral, la misa está escrita en buena medida por Alfredo de la Roza y el "Credo" por Manuel José Santos. Entre los hitos de la recuperación figura LA NUEVA ESPAÑA, que el día de la Santina de este año distribuyó entre sus lectores un disco con una excelente grabación.
Ayer se vio que la tradición es la vanguardia absoluta. La misa era la del día, en memoria de San Josafat, obispo y mártir. Tras la procesión de entrada y el inicio de la celebración, Pixán, con el coro y gaita, cantó el "Kyrie", realmente maravilloso. El catedrático de Literatura Jesús Menéndez Peláez se hizo cargo de las lecturas. En la homilía el Arzobispo dijo que "la música es cómplice de Dios", afirmó que "el bien para el que hemos sido creados existe", recordó la tragedia que ha asolado Filipinas y señaló que "Dios muere con las víctimas". Saludó a la gaita y al tambor diciendo que "con esos instrumentos damos gracias y pedimos gracias".

El coro interpretó un "Credo" formidable. Al llegar a "Et incarmatus est de Spiritu Sancto" el roncón, solo, subrayó uno de los grandes misterios de la fe cristiana. Gaita y tambor introdujeron la liturgia eucarística y después Pixán cantó acompañado por la gaita -en permanente rubato- el "Sanctus", muy bien. Antes de la comunión la gaita y el tambor interpretaron la "Marcha real" y de nuevo el tenor cantó el "Agnus Dei". Durante la comunión la gaita y el tambor subrayaron la solemnidad del momento.

martes, 12 de noviembre de 2013

HOY A LAS 19,30 EN LA CATEDRAL DE OVIEDO ESTRENO DE LA MISA DE GAITA CANTADA POR JOAQUÍN PIXÁN

La eucaristía recupera su fuelle

El arzobispo de Oviedo preside hoy la primera misa de gaita de la Catedral, con la actuación de Pixán, los Tejedor y un grupo coral
 Coro de alumnas de la Escuela de Música Tradicional de Cangas del Narcea que intervienen en la misa

12.11.2013 |  "LA NUEVA ESPAÑA"
La Catedral escribirá hoy un nuevo capítulo de su historia. Celebrará su primera misa de gaita, y lo hará por todo lo alto, con la presidencia del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y la actuación del tenor Joaquín Pixán, el gaitero José Manuel Tejedor, su hermano Javier al tambor y el coro de alumnas de la Escuela Municipal de Música Tradicional de Cangas del Narcea, a las 19.30 horas.
Lo que a primera vista puede parecer un concierto, es en realidad una eucaristía con varios siglos a la espalda, que, lejos de haberse extinguido, sigue estando presente en las fiestas parroquiales de algunas zonas rurales. Es por tanto un tesoro etnográfico asturiano, con texto en latín, que tiene sus raíces en el canto llano del siglo XVI. De hecho, el Gobierno regional tramita convertir esta ceremonia litúrgico-musical en bien de interés cultural (BIC).
La primera misa de gaita catedralicia no hubiese sido posible sin el impulso de la Fundación Valdés Salas, que ha respaldado numerosas investigaciones e iniciativas novedosas sobre esta ceremonia.
Los asistentes podrán consultar el programa musical completo e incluso los textos originales y traducidos de los cantos antes de entrar en el templo gracias a unos folletos que los organizadores repartirán en el portón principal.
El credo, el gloria, los entemedios y el poco conocido Kyrie (invocación que el sacerdote y los fieles proclaman después del acto penitencial) conforman la estructura de la eucaristía, pero esta vez a ritmo de gaita y tambor.
Los artistas implicados en la misa de gaita de la Catedral llevan ensayando desde el verano los acordes y los tonos para que nada caiga en manos de la improvisación. Es el caso de José Manuel Tejedor, que ayer mismo soplaba su fuelle para preparar las piezas musicales de los entemedios, es decir, la entrada y la salida de misa, el ofertorio, la comunión o la consagración. "Es la primera vez que toco en una eucaristía de este tipo y estoy muy ilusionado porque me han dado la oportunidad de estar presente en un momento histórico de la Catedral, de Oviedo y de Asturias", comentó el gaitero, para quien la celebración de esta tarde "debería repetirse más adelante en celebraciones asturianas importantes, por ejemplo en el santuario de Covadonga".
La tradición de la misa de gaita había perdido popularidad, pero en los últimos años un grupo de historiadores y de músicos la han tratado de hacer justicia.
El tenor Pixán y el gaitero José Ángel Hevia grabaron este año el disco "Misa de gaita y tonadas asturianas", con la colaboración del Coro de alumnas de la Escuela de Música Tradicional de Cangas del Narcea, que LA NUEVA ESPAÑA ofreció a sus lectores. El catedrático de Musicología de la Universidad de Oviedo Ángel Medina es el autor del libro "La misa de gaita. Hibridaciones sacroasturianas".
Programa
Horario y participantes
La misa de gaita comienza a las 19.30 horas en la Catedral. Será presidida por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y contará con la participación del tenor Joaquín Pixán, el gaitero José Manuel Tejedor, su hermano Javier al tambor y el Coro de alumnas de la Escuela de Música Tradicional de Cangas del Narcea.
Piezas
El credo, el gloria, los entemedios (como la comunión, la entrada y la salida de misa, y el Kyrie) estarán amenizados por música y cánticos.

sábado, 7 de septiembre de 2013

MAÑANA TENDREMOS LA OPORTUNIDAD DE HACERNOS CON LA MISA DE GAITA GRABADA POR JOAQUÍN PIXAN, QUE OFRECE "LA NUEVA ESPAÑA" POR MENOS DE CINCO EUROS

Grabación de la  «Misa de Gaita» en Cornellana
LA NUEVA ESPAÑA celebra mañana el Día de Asturias ofreciendo a sus lectores -por sólo 4,95 euros más el periódico del día- una auténtica joya de la tradición musical de la región: la centenaria misa de gaita interpretada por el tenor Joaquín Pixán y por el gaitero José Ángel Hevia, en un disco que también incluye seis piezas de tonada. Son «Adiós, llugarín de Pión», «Arrea, carretero», «Arrimadín a aquel roble», «Carromatero», «Hay una línea trazada» y «Cuatro Polas». «La interpretación que el pueblo hace del gregoriano, sin apartarse del esquema del canto llano, pero añadiendo a él toda la expresión étnica, vocal e instrumental». Ésta es la definición que hizo Antonio Cea de la misa de gaita, una auténtica reliquia que el Gobierno del Principado quiere proteger como bien de interés cultural (BIC) y que este diario pone ahora a disposición de sus lectores. Se trata de una versión que Ángel Medina, catedrático de Musicología de la Universidad de Oviedo y autor de un libro sobre esta pieza, calificó de «magistral» en el acto de presentación, celebrado el pasado jueves en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Además de Pixán y de Hevia, en la interpretación de la misa participa el coro de alumnas de la Escuela de Música de Cangas del Narcea, dirigido por Isabel López Parrondo y con Ana Bello como solista. El tambor es de María José Hevia. Otra de las características destacables del disco, grabado en la iglesia de Santa Eulalia de Cabranes y en el santuario del Acebo, es que la portada reproduce un cuadro del pintor asturiano José Legazpi.

domingo, 1 de septiembre de 2013

MISA DE GAITA INTERPRETADA POR JOAQUÍN PIXÁN Y JOSÉ ÁNGEL HEVIA, EL PRÓXIMO DOMINGO CON "LA NUEVA ESPAÑA"

José Ángel Hevia y Joaquín Pixán

LA NUEVA ESPAÑA ofrece a sus lectores el próximo domingo, coincidiendo con el Día de Asturias, una joya de la cultura regional: la misa de gaita, interpretada por el tenor Joaquín Pixán y el gaitero José Ángel Hevia, y con la colaboración del musicólogo Ángel Medina. De cómo eran aquellas celebraciones cantadas trata este artículo en el que el catedrático Jesús Menéndez Peláez cuenta su propia vivencia de cuando era niño y monaguillo del cura de Lavio, en Salas. 
                                                                                                                                (La Nueva España, 1 de septiembre de 2013)

La primera parte del título de esta reseña corresponde a la obra recientemente publicada (a.2012) de Ángel Medina, catedrático de Musicología de la Universidad de Oviedo, una verdadera obra maestra escrita con rigor y a la vez con amenidad, dos cualidades que caracterizan siempre las investigaciones del admirado colega. La impronta de esta publicación queda constatada, a pesar del escaso tiempo que media su publicación, en reseñas nacionales y extranjeras de revistas especialidades de musicología y de etnografía. En todas ellas se destaca la importancia de que Asturias sea depositaria de una tradición, aun viva, que fue común a otras comunidades en las que ya es un mero recuerdo.

Si esta manifestación cultural tiene esta apreciación en el mundo académico laico, dada su naturaleza religiosa, vinculada a la catolicidad de nuestra región, la Iglesia asturiana, desde su cúspide, apoyará con el mismo entusiasmo este proyecto de la Fundación Valdés-Salas. Muchos informantes de la obra del profesor Ángel Medina son veteranos sacerdotes cuyas gargantas entonaron en su día los textos canónicos del ordinario de la misa con los melismas característicos de esta versión asturiana acompañada de la gaita en sus distintas variantes. Pero hay un protagonista de excepción: don Ramón Díaz y Díaz, natural de Villazón. Para las gentes de mi generación del concejo de Salas don Ramón era, ante todo y sobre todo, el cura de Lavio, desde finales de la guerra hasta bien entrada la década del cincuenta en que pasaría a serlo de Mallecina, también del concejo de Salas.

Fui uno de los monaguillos de don Ramón desde los 6 a los 12 años en los más de veinte que estuvo en nuestra parroquia de Lavio; él me enseñó a cantar la «Misa de Angelis» que yo interpretaba «a capella» casi todos los domingos. Permítaseme una anécdota. En aquellos años de la década de los años cincuenta del pasado siglo, la parroquia de Lavio -antiguo coto con su ayuntamiento- tenía una populosa población, particularmente en las brañas; casi todas las semanas había que llevar el viático a algún enfermo: Faeu, Brañasivil, Las Gallinas, Buscabreiro? Yo acompañaba a don Ramón, que iba a caballo, mientras que quien subscribe llevaba la campanilla, pregonera de la presencia del Santísimo, y de un farol. Aún conservo, como verdadero cuadro costumbrista, la imagen de mis paisanos, a los que podía poner nombre y apellidos, arrodillados y despojados de su boina, musitando alguna oración al paso de aquella humilde pero entrañable comitiva religiosa. Todo el camino de ida se hacía en profundo silencio. Una vez administrados los santos sacramentos, se iniciaba el regreso, que duraba unas dos horas. Don Ramón, en su caballo ruano, y yo a pie. Era el momento en el que nuestro párroco aprovechaba para ensayar. En las cuestas, que eran muchas, yo me auxiliaba cogiéndome al rabo del caballo. Con la respiración entrecortada iba intentando repetir los largos melismas de la «Misa de Angelis», particularmente los «Kyries».

Don Ramón me enseñó también a cantar lo que mis paisanos llamaban el «gorigori», término ya recogido en el llamado «Diccionario de Autoridades»; en la edición de 1803 se define dicho término como «voz con que el pueblo remeda el canto lúgubre de los entierros». Ángel Medina tiene asimismo un delicioso trabajo sobre este tema. Mis paisanos se acordarán de aquellos cortejos mortuorios desde Faeu, Brañasivil, Pende, Buscabreiro, Las Gallinas, Bustoutu, La Acebal, El Cándanu? hasta Lavio, bajo la presidencia de don Ramón; como el difunto era llevado a hombros, a veces por sendas tortuosas («carreiros»), había que hacer descansos en sitios ya establecidos, normalmente en cruces de caminos; estos descansos eran aprovechados para los responsos; el último era delante de la iglesia. «Cuqui» (es mi apodo familiar), me decía don Ramón, «un memento»; «Cuqui, ahora un ne recorderis». La diferencia estaba si en el bonete se depositaba una peseta o un duro. La melodía dialogada eran también diferente; el «memento» era más salmódico, más recitativo, mientras que el «ne recorderis» tenía mucho que ver con la tonada asturiana, por tanto más solemne. Una vez dentro de la iglesia, la antigua liturgia incluía, antes de la misa, parte de los maitines que se iniciaban con el «Regem cui omnia..» y varios salmos a dos coros entre los sacerdotes, si el funeral era de primera; si era de segunda o de tercera el canto dialogado era entre don Ramón y yo mismo. El momento álgido, esperado por todos los asistentes, era la interpretación que don Ramón hacía del «Parce mihi Domine»; su voz, entre bajo y barítono, con los decursos de la tonada asturiana, llenaba nuestra iglesia y los asistentes quedaban sobrecogidos. La fama de don Ramón estaba, pues, justificada; su sola asistencia a los funerales y romerías de los concejos de Salas, Tineo y Valdés ennoblecía la liturgia funeraria o festiva. Podría contar muchas anécdotas que viví con don Ramón, pues quedaron grabadas en mi mente como suelen quedar las vivencias infantiles.

Él fue el gran impulsor de la misa asturiana de gaita. Don Ramón, con su genio musical de raigambre popular, ennoblecía y enriquecía el tradicional canto gregoriano, bien de la liturgia de difuntos, bien de la «Misa de Angelis»; en manera alguna se puede tildar de degeneración del canto gregoriano; todo lo contrario: la misa asturiana de gaita ennoblece y enriquece, con las modulaciones de la tonada asturiana, los melismas de la «Misa de Angelis». En ocasiones «Falín», el profesor, con su armonio portátil, sustituía a la gaita. «Falín», otro salense, cuyo nombre ahora va vinculado a la repostería, forma parte de la memoria histórica de la música no sólo religiosa sino también profana de nuestro concejo; mis entrañables paisanos Faustino Miranda y Joaquín Cuervo, músicos de trompeta y acordeón, pueden confirmarlo.

Salas, a través de don Ramón y de otros renombrados cantores y gaiteros de sus aldeas están muy presentes en el libro de Ángel Medina. Por eso la Fundación Valdés-Salas, con el entusiasmo de su vicepresidente, Joaquín Lorences, renombrado colega universitario y muy querido paisano de La Espina, intenta que se reconozca el valor de esta joya cultural de naturaleza religiosa. Recientemente esta última localidad, en su tradicional «Festona», y Ribadesella disfrutaron en directo de esta joya. Los horizontes de perspectiva se ampliarán. En este empeño están igualmente comprometidos el propio Ángel Medina, Joaquín Pixán, orgullo de todos los asturianos que amamos la música y sobre todo la tonada asturiana, y el gaitero José Ángel Hevia, referencia histórica de la gaita asturiana; todos ellos colaboran desinteresadamente en este empeño. Soy conocedor del plan discográfico, periodístico y litúrgico que irá tomando realidad en las próximas semanas. También está comprometida la Iglesia asturiana; soy testigo directo de la favorable acogida que esta idea tuvo desde el primer momento en el cabildo catedralicio. En fecha que se conocerá oportunamente las bóvedas de nuestra catedral harán resonar una melodía que es una auténtica joya tanto desde una perspectiva cultural como religiosa. Evidentemente, las romerías de nuestros pueblos son, sin duda, el lugar más idóneo para la manifestación de la misa de gaita; pero es testimonial que la metrópoli del culto de la Iglesia asturiana acoja, de manera excepcional, una liturgia al son del instrumento más singular de la cultura asturiana. Así lo han entendido todos cuantos están participando en este proyecto.

Sirva esta modesta reseña para recordar a un sacerdote que dejó su impronta en nuestra parroquia de Lavio y en todo el concejo de Salas; escuchar la versión de la misa de gaita que me hizo llegar mi admirado Joaquín Pixán, interpretada por él mismo, fue introducirme en el túnel del tiempo y evocar aquellas vivencias compartidas con don Ramón en la década de los años cincuenta del pasado siglo.


domingo, 25 de agosto de 2013

CANCIONES PARA MARÍA


El tenor asturiano Joaquín Pixán presenta un trabajo en homenaje a la escritora riojana María Lejárraga (1874-1974), figura relevante del Modernismo español de principios del XX
Javier Rabadán, Silvia Contreras, Raquel Jurado y Joaquín Pixán durante la grabación
(Pablo J. Vayón, 19/08/2013)
Nacida en la localidad riojana de San Millán de la Cogolla el 28 de diciembre de 1874 y fallecida en Buenos Aires a seis meses justos de convertirse en centenaria (el 28 de junio de 1974), María de la O Lejárraga García jugó un papel relevante en los medios literarios y musicales españoles del primer tercio del siglo XX, aunque la reivindicación de su nombre es relativamente reciente, pues la mayor parte de su trabajo apareció con la firma de quien fuera su marido, Gregorio Martínez Sierra. Más que de una imposición o un abuso por parte del esposo, la opción de publicar su obra con el nombre del varón debe entenderse como una decisión estratégica tomada por la pareja para conseguir la mayor difusión posible de su trabajo en un medio social en el que la mujer se encontraba con muchos obstáculos para hacerse visible como intelectual o escritora. Hoy se tiende a pensar que María es responsable de la mayor parte de su producción literaria conjunta, mientras que Gregorio asumió más a menudo el papel de director escénico.

María Lejárraga cursó estudios de Magisterio y profesorado de comercio y obtuvo en 1895 plaza por oposición en la Escuela Modelo de Madrid, pero su interés por el teatro la llevó pronto por otros caminos. Conoció a Gregorio Martínez Sierra, siete años más joven, y se casó con él en el año 1900, iniciando juntos una carrera que alcanza su primer hito en la fundación en 1903 de la revista Helios, órgano de expresión fundamental del Modernismo español. Los primeros éxitos teatrales llevaron pronto a la pareja a colaborar con los más destacados compositores españoles del tiempo, entre ellos Conrado del Campo, Pablo Luna, Joaquín Turina, Manuel de Falla o José María Usandizaga, por quien María confesó siempre un cariño especial, acaso por la prematura muerte del músico en 1915.

Hace un par de años, el tenor asturiano Joaquín Pixán (Cangas del Narcea, 1950) viajaba de Madrid a Sevilla "cuando escuché por radio una entrevista a Mari Luz González Peña (musicóloga, investigadora y jefa del archivo musical de la SGAE) en la que presentaba su estupendo libro sobre María Lejárraga. Me pareció tan fascinante el personaje que decidí dedicarle algún tipo de trabajo". Ese trabajo se ha concretado en este libro-disco que, bajo el título de María Lejárraga. Música emocional, música recobrada recoge un interesante artículo de González Peña y un CD con piezas vinculadas de un modo u otro a Lejárraga. Publicado bajo la marca Andante Producciones Culturales, S.L. gracias a la subvención del Instituto Nacional de la Mujer y la colaboración de algunas empresas, Pixán seleccionó el material teniendo en cuenta "la propia naturaleza de mi voz, pero también tratando de recoger un espectro lo más atractivo posible, teniendo en cuenta la cantidad de compositores de prestigio que pusieron música a sus textos".

Se recogen así las Dos canciones Op.3 de Julián Bautista (1921), Ayres, un ciclo de tres canciones original de María Rodrigo (1924) y dúos y arias de obras teatrales de Vicente Lléo (La tirana, 1913), José María Usandizaga (La llama, 1915) y Joaquín Turina (Jardín de Oriente, 1923). Dos de las más grandes figuras de la cultura española del siglo XX también están presentes. En primer lugar, Manuel de Falla, de quien se incluyen dos canciones no muy difundidas de 1914 (El pan de Ronda que sabe a verdad y Oración de las madres que tienen a sus hijos en brazos) junto a las celebérrimas Siete canciones populares españolas, cuya presencia Pixán justifica siguiendo a González Peña, para quien es segura algún tipo de participación de Lejárraga en la selección o la adaptación de los versos. En segundo lugar, Juan Ramón Jiménez, que tuvo una estrecha relación con la riojana (Andrés Trapiello llega a sugerir un amor blanco entre ellos) a la que dedicó en 1905 un poema titulado A María, que se ríe sobre una rosa mustia, al que ha puesto música la compositora Raquel Jurado (Córdoba, 1970), "con la que había ya colaborado en un proyecto anterior, en torno a la obra de Pablo García Baena", comenta Pixán.

Raquel Jurado encontró el texto "maravilloso, y muy adecuado a mi forma de trabajar, ya que hacía alusión constantemente a colores y sugerencias plásticas". La compositora cordobesa ha manifestado siempre gran inclinación hacia el arte flamenco. "El texto me pareció que se acoplaba perfectamente al palo de soleá y de hecho, como me fascina en particular Enrique Morente, me basé en algunos de sus cantes por soleá para configurar la melodía que, aunque aparece deformada, tiene retazos suyos". La obra, de unos ocho minutos de duración, está instrumentada para violonchelo, cajón flamenco y campana tibetana. "El violonchelo está concebido como guitarra acompañante. La peculiaridad es que va en scordatura, es decir, las cuerdas al aire están afinadas de manera diferente a la habitual, lo que permite armonías por cuartas que me interesan. La historia de la campana tibetana es más personal. Su inclusión tiene que ver con una experiencia acústica que me fascinó hace unos años. En Córdoba se celebraba la Noche blanca del flamenco y desde mi casa pude percibir la multiplicidad de eventos que se celebraban a la vez, apareciendo las melodías deformadas, mezcladas entre sí, como una especie de plasma sonoro que se mantenía en el aire. Esa continuidad sonora me recordaba al sonido penetrante de los cuencos tibetanos, con sus armonías extrañas, que en ocasiones no parece que provengan del instrumento. Por este motivo aparece continuamente el cuenco en la obra, como un continuum que a veces se oculta pero siempre está presente".

La pianista Rosa Torres Pardo acompaña a Joaquín Pixán en las Siete canciones de Falla. La también pianista Noelia Rodiles, la soprano María Zapata, la violonchelista Silvia Contreras, el percusionista Javier Rabadán y la propia Raquel Jurado con la campana tibetana completan la nómina de intérpretes de este trabajo, que es el primer monográfico que el mundo de la fonografía dedica a una riojana que, por causa de su condición femenina, tuvo que sacrificar la fama de su nombre a la extensión y difusión de su obra.